siempre existe la posibilidad y la necesidad de educar a los hijos discapacitados mentales. Incluso en los casos graves, gracias al aliento que les da la ternura de los padres y al estímulo que les ofrece una familia atenta a ellos, los niños pueden desarrollarse en el ámbito psico-motor para adquirir un grado de autonomía. Debemos subrayar al respecto la importancia de esta comunicación no verbal que una madre, presente permanentemente en el hogar, es capaz de mantener con el niño discapacitado. A través del intercambio de miradas, la atención solícita prestada al niño y las caricias que expresan el afecto, en los primeros meses de vida comienza la futura integración del niño en la sociedad.
Los medios de comunicación pueden influir de modo muy positivo en el desarrollo del niño discapacitado, facilitando su formación y su integración en la vida de familia y, luego, en la vida social. Sin embargo, la calidad de este influjo dependerá mucho del uso que se haga de estos medios en la familia. Si en la familia no se acostumbra a seleccionar los programas, estos pueden tener efectos negativos sobre todos los miembros de la familia y especialmente sobre el discapacitado.